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Juan Manuel Reyes Cruz 21 de febrero de 2012.
Mientras que el flujo de ilegales hacia Estados Unidos disminuye en un 25 por ciento, la repatriación por parte de autoridades americanas va en aumento hasta en un 30 por ciento. Apenas el 2011, fueron enviados por la frontera de los dos Laredos, 125 mil mexicanos que trabajaban de forma ilegal en el país del norte, esta cantidad significa mas del 55 por ciento en toda la frontera tamaulipeca. Para Jose Carmona, dirigente de la oficina estatal del migrante, dependiente del gobierno del Estado, esta situación preocupa para ambos países. “ Y es que si ya no hay flujo hacia Estados Unidos como antes, se debe a la inseguridad que se vive en el norte, y si hay un número grande de repatriados es otro problema ya que ahora hay que ver de que vivirán quienes son regresados a nuestro país” dijo el entrevistado. El 2010, fueron deportados 99 mil 879; el 2011, 125 mil. San Luís, Zacatecas, Guanajuato, Michoacán, D.F, y Tamaulipas, son los Estados de la república mexicana que puntean al enviar emigrantes ilegales al vecino país del norte. En lo que respecta a la educación y trabajo que pudiera ofrecer el gobierno mexicano al regreso de los deportados, Carmona, asegura que muchos de ellos, pertenecen a comunidades que ya no existen y que luchan una y otra vez por regresar al norte, ya que ni trabajo ni educación encuentran para sus hijos en México. Aún se desconoce ¿Por qué? cuando son deportados no cuentan con un capital para subsistir en su propio país, sin embargo, el problema puede ser que la mayoría de los mexicanos no tiene la cultura de ahorrar en su estancia en Estados Unidos, o bien “levantar” un negocio por los requisitos que se piden principalmente la solicitud del seguro social e identificación con fotografía. “Aparte que muchos de ellos no ahorran, otros cuando compran bienes inmuebles, como viviendas, autos, propiedades, no saben como recuperarlas cuando son deportados y la mayoría de las ocasiones no reclaman por el temor de que autoridades de inmigración americana den con el paradero de su familia y también los regresen a México, provocando que lo construido allá, se pierda” comentó Carmona. Por lo pronto el número de deportadados crece por la frontera mexicana, convirtiéndose en una bomba de tiempo social si no se le pone remedio.
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